PREHISTORIA
Gracias al yacimiento arqueológico de La Cabilda sabemos que en Hoyo de Manzanares existió un poblado visigodo en el siglo VI, según parece por las evidencias encontradas [7].
Pero todo parece indicar que los visigodos no serían los primeros pobladores de Hoyo. Aunque hasta ahora no se han encontrado en el municipio evidencias arqueológicas que lo demuestren, aunque sí en zonas próximas, todo apunta que el municipio de Hoyo de Manzanares estaría ocupado desde épocas muy remotas a través de sendas naturales y las inmediaciones de los cursos de agua de sus arroyos, para escoger lugares estratégicos de ocupación [8].
En general, las tierras de los valles del Manzanares han estado pobladas desde fechas muy antiguas, desde hace cientos de miles de años, [9] al ser zonas fértiles que siempre han atraído la vida de los animales y del hombre.
En la Comunidad de Madrid se encuentran algunos de los yacimientos más importantes de la Prehistoria europea, pero aunque las terrazas del Manzanares han sido generosas en hallazgos del Paleolítico inferior y medio, sin embargo no han proporcionado restos humanos como los conocidos de Atapuerca, cuna de los humanos más antiguos de Europa, de 1,2 millones de años de antigüedad.
En cuanto a restos humanos, los más antiguos encontrados hasta ahora en la Comunidad de Madrid, parecen ser de hace unos 90.000 años, encontrados en las primeras campañas de excavación en Pinilla del Valle (Arsuaga 2010), a unos 60 kilómetros de Hoyo de Manzanares.
En el verano de 2011 se recuperaron otros cuatro dientes de neandertal, tres de ellos de leche, pertenecientes a un individuo infantil de entre 2-3 años de edad bautizado como "la niña Lozoya”.
También y no muy lejos (a unos 27 kilómetros de Pinilla del Valle) está el yacimiento del Abrigo del Molino en Segovia, [12] uno de los yacimientos más importantes y destacados en el interior peninsular para el estudio de las últimas poblaciones neandertales del sur de Europa. Según su cronología (hace más de 40.000 años) el Abrigo del Molino albergó a los últimos representantes de la especie neandertal en el interior de la península ibérica [13].
Hace unos 40.000 años se inició el Paleolítico Superior, que se caracteriza por la aparición del ser humano anatómicamente moderno, el Homo sapiens sapiens. Los yacimientos madrileños de esta nueva etapa son menos abundantes, entre otras cosas porque en la Comunidad de Madrid, con la excepción de la zona del Valle del Lozoya, no hay casi cuevas, que eran los refugios predilectos en las etapas de frío intenso. Los pocos restos que se han encontrado se conservan en la Real Academia de la Historia. Destacan los de El Sotillo y la estación de Delicias [14][15].
La Comunidad de Madrid posee también restos de arte paleolítico, que son de gran interés porque ayudan a comprender la mentalidad y las creencias de gentes como las que pintaron Altamira y otras cuevas de España. El principal testimonio es la cueva del Reguerillo, en Patones, en el Cerro de la Oliva, en la que aparecen grabados un antropomorfo, varios pisciformes, tres cabras y un mamut, y también se hallaron sílex de hace unos 30.000 a 20.000 años. Esta cueva es la cavidad más grande de la región. Fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1944 por unos grabados rupestres de los que desgraciadamente hoy apenas quedan rastros reconocibles. En esta cueva se han encontrado también restos de oso de las cavernas, un hallazgo de gran importancia, al convertirse Madrid en el punto más al sur de Europa habitado por este plantígrado extinguido. Se habla de esta cueva como “la Altamira de Madrid que no se supo conservar” y permanece cerrada desde hace años.
En Patones, en la cueva del Aire, también se han encontrado cerámicas del Neolítico.
Los poblados neolíticos eran grupos de cabañas de planta circular de unos 6 m de diámetro [17] con un poste central para sustentar la techumbre, hechas con ramas y barro.
En el 6.000 aC. estas poblaciones de cazadores, según recientes estudios, se verían progresivamente marginadas con la llegada de gentes neolíticas desde el Levante, y en especial desde Andalucía.
Del siglo II aC. son las primeras referencias históricas escritas sobre estas tierras según las cuales la zona de Madrid corresponde al territorio de los carpetanos, que se extendía por la mitad oriental de la meseta sur, entre celtíberos al este, vettones al oeste, vacceos al norte y oretanos al sur.
Con las referencias históricas escritas, la Carpetania sale de la Prehistoria y entra en la Historia.
Y con estas gentes dedicadas al pastoreo [18], mezcla de autóctonos celtizados, ya hemos llegado a la época que nos interesa para nuestro trabajo, así que aquí paramos nuestro rápido repaso a la historia.
Yacimiento arqueológico La Cabilda- Aldea visigoda siglo VI
commons.wikimedia.org
Pero todo parece indicar que los visigodos no serían los primeros pobladores de Hoyo. Aunque hasta ahora no se han encontrado en el municipio evidencias arqueológicas que lo demuestren, aunque sí en zonas próximas, todo apunta que el municipio de Hoyo de Manzanares estaría ocupado desde épocas muy remotas a través de sendas naturales y las inmediaciones de los cursos de agua de sus arroyos, para escoger lugares estratégicos de ocupación [8].
En general, las tierras de los valles del Manzanares han estado pobladas desde fechas muy antiguas, desde hace cientos de miles de años, [9] al ser zonas fértiles que siempre han atraído la vida de los animales y del hombre.
En la Comunidad de Madrid se encuentran algunos de los yacimientos más importantes de la Prehistoria europea, pero aunque las terrazas del Manzanares han sido generosas en hallazgos del Paleolítico inferior y medio, sin embargo no han proporcionado restos humanos como los conocidos de Atapuerca, cuna de los humanos más antiguos de Europa, de 1,2 millones de años de antigüedad.
Los restos más antiguos de la Comunidad de Madrid parecen ser de hace unos 500.000 años , se descubrieron en Arganda del Rey y son unos útiles en piedra, fabricados por el Homo heidelbergensis. probablemente el primer homínido en vivir en territorio madrileño. Y es que la Península Ibérica fue uno de los rincones de Europa donde los homínidos encontraron refugio durante los momentos más fríos del Pleistoceno medio [10].
El Homo heidelbergensis fue sustituido por el Homo neanderthalensis hace unos 150.000 años.
En cuanto a restos humanos, los más antiguos encontrados hasta ahora en la Comunidad de Madrid, parecen ser de hace unos 90.000 años, encontrados en las primeras campañas de excavación en Pinilla del Valle (Arsuaga 2010), a unos 60 kilómetros de Hoyo de Manzanares.
De hace unos 63.000 años son otros dos molares del Hombre de Neandertal, encontrados también en el Valle del Lozoya, un yacimiento excepcional en la Comunidad de Madrid [11]
Molares de neandertal de hace 63.400 años hallados en Pinilla del Valle
20minutos.es
En el verano de 2011 se recuperaron otros cuatro dientes de neandertal, tres de ellos de leche, pertenecientes a un individuo infantil de entre 2-3 años de edad bautizado como "la niña Lozoya”.
También y no muy lejos (a unos 27 kilómetros de Pinilla del Valle) está el yacimiento del Abrigo del Molino en Segovia, [12] uno de los yacimientos más importantes y destacados en el interior peninsular para el estudio de las últimas poblaciones neandertales del sur de Europa. Según su cronología (hace más de 40.000 años) el Abrigo del Molino albergó a los últimos representantes de la especie neandertal en el interior de la península ibérica [13].
Confirmada la presencia de neandertales hace 45.000 años en Segovia
Terraeantiqvae.com
Hace unos 40.000 años se inició el Paleolítico Superior, que se caracteriza por la aparición del ser humano anatómicamente moderno, el Homo sapiens sapiens. Los yacimientos madrileños de esta nueva etapa son menos abundantes, entre otras cosas porque en la Comunidad de Madrid, con la excepción de la zona del Valle del Lozoya, no hay casi cuevas, que eran los refugios predilectos en las etapas de frío intenso. Los pocos restos que se han encontrado se conservan en la Real Academia de la Historia. Destacan los de El Sotillo y la estación de Delicias [14][15].
La Comunidad de Madrid posee también restos de arte paleolítico, que son de gran interés porque ayudan a comprender la mentalidad y las creencias de gentes como las que pintaron Altamira y otras cuevas de España. El principal testimonio es la cueva del Reguerillo, en Patones, en el Cerro de la Oliva, en la que aparecen grabados un antropomorfo, varios pisciformes, tres cabras y un mamut, y también se hallaron sílex de hace unos 30.000 a 20.000 años. Esta cueva es la cavidad más grande de la región. Fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1944 por unos grabados rupestres de los que desgraciadamente hoy apenas quedan rastros reconocibles. En esta cueva se han encontrado también restos de oso de las cavernas, un hallazgo de gran importancia, al convertirse Madrid en el punto más al sur de Europa habitado por este plantígrado extinguido. Se habla de esta cueva como “la Altamira de Madrid que no se supo conservar” y permanece cerrada desde hace años.
Hace unos 10.000 años finalizó la última de las glaciaciones, conocida como la Edad de Hielo, y el clima en la Tierra volvió a hacerse más cálido. En Europa se retiraron los hielos y subió el nivel del mar. Los cambios del medio ambiente estimularon la capacidad cultural del ser humano, que en Oriente aprendió a domesticar animales y plantas, lo que representa una nueva etapa en su dominio de la Naturaleza, conocido como Neolítico. Se sabe muy poco de los milenios que transcurren desde el final del Paleolítico hasta el inicio del Neolítico, aproximadamente entre el 10.000 y el 5.500 aC., al no haber habido hasta la fecha descubrimientos relevantes. En esta época la meseta estaba ocupada por tribus de cazadores especializados.
Los orígenes de los asentamientos humanos en la comarca de la Sierra de Guadarrama parecen remontarse al Neolítico [16]
Los poblados neolíticos eran grupos de cabañas de planta circular de unos 6 m de diámetro [17] con un poste central para sustentar la techumbre, hechas con ramas y barro.
Reproducción de poblado Neolítico - lahistoriaesdivertida.com
En el 6.000 aC. estas poblaciones de cazadores, según recientes estudios, se verían progresivamente marginadas con la llegada de gentes neolíticas desde el Levante, y en especial desde Andalucía.
Estos neolíticos conocían una ganadería de ovejas y cabras y una agricultura incipiente de cereales y leguminosas, aunque la caza seguía teniendo importancia. Y, siendo unos cazadores y otros ganaderos, seguro que habría conflictos.
La población se concentraba en las cuencas de los grandes ríos, controladas desde los cerros y lugares más defendibles.
La población se concentraba en las cuencas de los grandes ríos, controladas desde los cerros y lugares más defendibles.
En cuanto a las creencias religiosas de aquellas gentes que ya cabría considerar de habla celta y origen directo de los carpetanos se sabe muy poco. A esta etapa corresponde la aparición de gentes pastoriles que construían megalitos para sus tumbas y para marcar sus territorios de pastos en el piedemonte de las sierras, a las que subían para aprovechar los pastos de verano. A ella corresponde el desaparecido dolmen de Entretérminos, situado entre Collado Villalba y Alpedrete (de hace unos 4.500 a 5.000 años) o el Túmulo de las Vegas del Samburiel, en El Boalo. Estos dos panteones levantados por nuestros antepasados son sólo una muestra de otros vestigios funerarios de la prehistoria que se están estudiando en la Comunidad de Madrid (El Escorial, Galapagar, Matalpino, Alpedrete …)
Lo que se sí se sabe de estas gentes es que desarrollarían una trashumancia que les permitiría aprovechar los pastos estacionales de la meseta y montañas y territorios circundantes, pero sin dejar la agricultura, cuya práctica evidencian molinos de mano y dientes de hoz de sílex.
Los poblados son cada vez más numerosos por todas las zonas de Madrid y se sitúan en vaguadas y cerros. Estos poblados perduran en un proceso ininterrumpido durante el Calcolítico o Edad del Cobre (3000-1800 aC.), las Edades del Bronce (1800-700 aC.) y del Hierro (700- 27 aC.) hasta plena romanización.
Lo que se sí se sabe de estas gentes es que desarrollarían una trashumancia que les permitiría aprovechar los pastos estacionales de la meseta y montañas y territorios circundantes, pero sin dejar la agricultura, cuya práctica evidencian molinos de mano y dientes de hoz de sílex.
Los poblados son cada vez más numerosos por todas las zonas de Madrid y se sitúan en vaguadas y cerros. Estos poblados perduran en un proceso ininterrumpido durante el Calcolítico o Edad del Cobre (3000-1800 aC.), las Edades del Bronce (1800-700 aC.) y del Hierro (700- 27 aC.) hasta plena romanización.
Cerro de la Muela Numancia - Arqueotrip.com
También en Patones se han encontrado materiales dejados por los primeros forjadores calcolíticos y de la Edad del Bronce en el yacimiento de la Dehesa de la Oliva.
En un yacimiento del vecino Manzanares el Real se encontraron en 1987 unas pinturas rupestres de la Edad del Bronce datadas entre el 2.000 y el 1.000 aC.
A partir de la II Edad del Hierro, en el siglo IV a I a.C., se inicia una última etapa que se caracteriza por asentamientos que tendieron a crecer y jerarquizarse paulatinamente y situados en lugares elevados para una mejor defensa y control de su territorio.
Pinturas rupestres de hace 4000 años en La Pedriza descubiertas en 1987
(Abrigo de los Aljibes) - Lacomarcadepuertollano.com
A partir de la II Edad del Hierro, en el siglo IV a I a.C., se inicia una última etapa que se caracteriza por asentamientos que tendieron a crecer y jerarquizarse paulatinamente y situados en lugares elevados para una mejor defensa y control de su territorio.
Las casas, por influjo mediterráneo, pasaron a ser de planta rectangular sencilla, construidas sobre zócalos de piedra y con muros de entramado de madera revestidos con tapial o adobe, de 20 a 30 m2 de tamaño, con hogares centrales.
Los carpetanos se dedicaban a la agricultura cerealista, la horticultura y la ganadería, en especial en las tierras de pie de monte de la sierra. Como cosa curiosa, es en esta etapa donde por primera vez aparece documentada la cría de gallinas.
Del siglo II aC. son las primeras referencias históricas escritas sobre estas tierras según las cuales la zona de Madrid corresponde al territorio de los carpetanos, que se extendía por la mitad oriental de la meseta sur, entre celtíberos al este, vettones al oeste, vacceos al norte y oretanos al sur.
Con las referencias históricas escritas, la Carpetania sale de la Prehistoria y entra en la Historia.
es.wikipedia.org
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